Una figura prominente en la cultura budista y egipcia, y flor nativa para la India y Vietnam, el loto tiene un enorme peso simbólico. Abarca varias culturas orientales milenarias y, sin embargo, todavía se considera una de las flores más sagradas de la actualidad. Entonces, ¿qué tiene esta flor misteriosa que la gente encuentra tan cautivadora? Su colorida floración es un sospechoso obvio, pero el loto también tiene un ciclo de vida diferente a cualquier otro. Con sus raíces basadas en barro, se sumerge todas las noches en el agua turbia del río y, sin inmutarse por su ambiente sucio, vuelve a florecer milagrosamente a la mañana siguiente sin dejar residuos en sus pétalos.
Aunque las culturas tienen sus propias interpretaciones de este proceso diario, existe un consenso general entre los textos antiguos que simboliza la iluminación espiritual y el renacimiento. El loto sorprendió a las personas con su capacidad de sumergirse en la mugre y revivirse ileso: un increíble ciclo diario de vida, muerte y un renacimiento inmaculado repentino que solo puede describirse como espiritual. No es de extrañar que el loto esté asociado con tal simbolismo celestial: la flor simplemente desafía la lógica.
El loto representaba algo sobrenatural e iluminador para las culturas orientales, por lo que la flor a menudo se ve junto a figuras divinas. En la cultura budista y egipcia, la flor representaba el universo. En la cultura hindú, se dice que los dioses y las diosas se sentaban en tronos de loto. Y según el mito budista, el Buda apareció sobre un loto flotante, y sus primeros pasos en la Tierra dejaron flores de loto.
Tan divina como los dioses, se creía que la flor del renacimiento también tenía propiedades mágicas. Los antiguos egipcios creían que los lotos tenían la capacidad de resucitar a los fallecidos, como se ve en Hechizos de transformación del Libro de los Muertos.